miércoles, 5 de septiembre de 2007

DESCUBRIMIENTO

EL DESCUBRIMIENTO

En la época del descubrimiento fue hábitat de grupos indígenas identificados como arauquinoides pertenecientes a las familias guahibo y arawak establecidas en asentamientos sedentarios que como Horouchoebía, Coroní, Saborosama, Ischtaburabi, Cobariba, Macaguane, Betoyes y Patute, fueron sometidas por los españoles.

Los aborígenes no eran propiamente salvajes ya que exhibían pautas civilizadas enmarcadas en la cohesión política y una especialización económica que permitía el intercambio de productos en cuya elaboración algunos grupos habían logrado cierto desarrollo, como fue la agricultura renglón que complementaban la caza, la pesca y la siembra de la palma de cumare y el moriche.

En 1628, el caserío primitivo de los indios Tames fue organizado por don Alonso Pérez de Guzmán bajo normas de la cultura española, y se le dio el nombre de Nuestra Señora de la Asunción de Tame. En su jurisdicción los Jesuitas fundaron la Hacienda Caribabare de donde comenzó la culturización de los indígenas, capacitándolos para desempeñar diferentes oficios en carpintería, ganadería y agricultura.

LA COLONIA

De esta manera, durante la colonia, a partir de este latifundio de 220 mil hectáreas, que se erigió como la hacienda madre de todas las propiedades que poseía en los Llanos del Orinoco la Compañía de Jesús, se organizó y estableció un poderoso complejo agroindustrial de grandes proyecciones en el mercado internacional, debido a que en la época se competía a través de la red fluvial de la cuenca hidrográfica que permitía salida al mar y comercio con puertos europeos y norteamericanos a donde se exportaba café, cacao, tabaco, sarrapia, pieles y plumas de garza que era muy apetecida cuando la moda de la nobleza del viejo continente exigía su utilización.

La redistribución de las mercancías que llegaban por el Casanare hasta el Puerto de San Salvador o por el Arauca hasta Arauquita, se hacía en recuas de mulas y arreos de bueyes que transitaban hasta Tame y de Tame a Bogotá. Fueron apreciados los servicios que en esta modalidad prestaban el venezolano Abelardo Bravo y Florentino Cruz, quienes también poseían grandes bodegas y almacenes que surtían expendios menores.

LA INDEPENDENCIA

La participación de Tame en la emancipación de Colombia fue determinante y se inició en 1812, cuando el dominico fray Ignacio Mariño, con Juan Galea y Ramón Nonato Pérez organizaron un ejército para rechazar la reconquista española, haciendo que los territorios de Arauca y Casanare permanecieran libres. Bolívar y Santander se encontraron aquí, el 12 de junio de 1819 para organizar sus ejércitos e iniciar la campaña que culminó con la victoria en los campos de Boyacá.

La participación de tameños en la gesta libertadora fue significativa caracterizándose por su valor y coraje.

Algunos integraron el grupo de los 14 lanceros que en el Pantano de Vargas, al mando de Juan José Rondón, definió la suerte de la Nueva Granada. Eran tameños cuatro de ellos: Pablo Matute, Bonifacio y Saturnino Gutiérrez e Inocencio Chinca.

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